Nuestro Ateneo Puertorriqueño

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martes, 15 de noviembre de 2011

El ataque al Ateneo


La intención de quitarle los fondos públicos al Ateneo Puertorriqueño manifestada en el proyecto de ley presentado por la representante Liza Fernández constituye un desacierto descomunal.

En su exposición de motivos, el proyecto aduce como razón para tal despropósito el hecho de que “mediante comunicado de prensa emitido el día 3 de febrero de 2011, la entidad mencionada expresa, en resumen, que se dedicará primordialmente a adelantar una causa política en particular”. Al examinar el comunicado causante de la reacción punitiva de la legisladora, se percata uno de que el pecado atribuido al Ateneo fue endosar la propuesta del Partido Independentista Puertorriqueño de celebrar un plebiscito sobre el status político del país en el que se comience rechazando cualquier alternativa no territorial y no colonial. ¡Adiós! ¿Pero no es esa la misma iniciativa que terminó adoptando el Partido Nuevo Progresista por voz de su presidente el gobernador Luis Fortuño?

Si lo propuesto –y aceptado por el partido de la legisladora– es de verdad un proyecto de descolonización, no debería molestarle a nadie que cuanta entidad o persona interesada en el destino final del país se pronuncie sobre el proceso. Y si no lo fuera, también habría lugar para que todo puertorriqueño se exprese para denunciarlo sin temor a represalias.

Puede estarse o no de acuerdo con el juicio de la junta del Ateneo sobre las bondades de esta particular iniciativa plebiscitaria. Pero eso es motivo de otra discusión.

Lo que resulta impresentable es que se quiera ahogar la voz de una institución venerable que no ha hecho sino ser consecuente con su posición histórica de defender la nacionalidad puertorriqueña y promover, en distintos momentos de su existencia, procesos encaminados a resolver el problema colonial de Puerto Rico. Después de todo, la descolonización es un asunto de derechos humanos, como lo fue la lucha de Vieques, y al igual que ésta, atañe a todos los puertorriqueños más allá de líneas partidistas.

Más aún, el dislate legislativo propuesto para liquidar el Ateneo parece ignorar la extensión de su quehacer desde su fundación hasta el presente. Al Ateneo han pertenecido afiliados de todas las tendencias políticas en Puerto Rico. Sus salas han acogido debates sobre todos los temas imaginables. Una de sus tareas más valiosas es la de custodiar, preservar y hacer asequibles a la comunidad más de cuatrocientas cincuenta obras de arte de los principales artistas puertorriqueños, desde los primeros hasta los más contemporáneos. 

Actualmente el Ateneo realiza actividades del más amplio contenido cultural a través de sus comisiones de historia, ciencias políticas y morales, artes plásticas, literatura, música, cine, teatro y ciencias físicas, naturales y matemáticas.

Entre sus logros más relevantes en décadas recientes se cuentan el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, que ha dado cabida a numerosos teatreros jóvenes del país, fomentando su desarrollo, y el Archivo Nacional de Teatro y Cine, que contiene un acervo impresionante de la producción cinematográfica puertorriqueña.

Por supuesto, el Ateneo ha sido objeto de controversias en el pasado. Una entidad dedicada a la promoción y desarrollo de la cultura no puede evitar el conflicto intelectual y político. Ésa es su naturaleza. Para eso existe. Los que la hemos apoyado y continuamos apoyándola no tenemos que estar de acuerdo con todo lo que sus dirigentes del momento expresen. Eso es secundario.

Lo mismo ocurre con el Colegio de Abogados y con toda otra institución dedicada a fomentar la discusión de ideas. Mientras más debate generen, más justifican su existencia. Ello, pues, no es motivo para erradicarlas de la faz del país. Si uno no está de acuerdo con alguna posición en particular, lo que tiene que hacer es combatirla en el terreno democrático del debate. No castigar la institución con el mazo autoritario de legislación que procura hacerla desaparecer.

Confía uno que en este asunto prevalezcan voces más sensatas que la que se expresa en el proyecto de marras. EFRÉN RIVERA RAMOS

lunes, 14 de noviembre de 2011

HOY ESTAMOS DE PIE

QUE TIEMPOS MARAVILLOSOS ESTAMOS VIVIENDO!!!
QUE HERMOSA LA RABIA QUE NOS NACE DESDE EL FONDO DEL PECHO CUANDO LA LUCHA SE CRECE POR ENTRE LAS LAGRIMAS!!!!
QUE TONTOS Y NECIOS LOS ENEMIGOS, QUE NO SABNEN QUE MIENTRAS MAS NOS ATACAN, MAS FUERZAS Y MAS PASION DE PATRIA Y LIBERTAD NOS PROVOCAN!!!
HOY SOMOS MAS PUERTORRIQUEÑOS QUE AYER….
HOY SOMOS MAS LATINOAMERICANOS QUE AYER….
Y si ayer lo éramos con la pasión de la lucha de ayer, hoy la lucha es vida toda….
Hoy estamos de pie.
Desde que escuché el Himno a Latinoamerica del hermano Calle 13, y desde que esa letra suya me ha construido la imagen de mi derredor, miro a mi país cantandola en la furia brillante de su ser…. Y siento cada frase suya como la frase de un gran tornado de maravilla que va despertando todos los muertos de la Historia que vienen a cantarla junto a nosotros. Está canción está escrita con deslumbrante poesía, inspirada por la savia del amor, por la sangre de la rebeldía, con la sencillez misma de belleza que la inspira… reclamo que no hay mayor belleza que la rescatada de lo claro, de lo sencillo, del limpio aire…. como dice, él que aquí se respira lucha…
Qué debo decir yo, que también soy poeta en el teatro… de la vida que celebra la poesía de este hermano que ha puesto en versos tan excelsos, tan magistrales, tan sublimes y tiernos, la grandeza de nuestro continente…
Que certero su amor. Que diáfana su pasión de Patria. Que claro está este bardo con lo que su país necesita que le canten.
Al igual que lo hizo una larguisima generación de cantores que comienza desde el siglo 19 mismo, y que nos pasa por las voces de Davilita, Pedro Flores, Rafael Hernández, Danny Rivera, El Topo, Roy Brown, Tito Auger, la pluma de René Pérez se consagra, no por los premios que le puedan dar los que reconocen su talento… se consagra por ser, como la de los que mencioné antes, la VOZ de un país entero.
Que poder tienen estas canciones, que levantan los más esperanzadas anhelos de libertad y justicia.
Y cuando vemos hoy, que en la dictadura que vivimos, hasta la fe es torturada y degollada por los que quieren comprar la lluvia y el sol, vemos al pueblo respirando lucha. Por eso digo que son tiempos maravillosos porque aunque no haya acción concertada, aunque haya rabia agunatda, hay despertar.
Desde el despido de 30,000 empleados, desde la toma del Tribunal Supremo, desde la aniquiliación de la Universidad, el Colegio de Abogados, el de Médicos, AEELA, y el desmantelamiento paulatino pero sanguinario de todo lo que significa cultura y nación como el Centro de Estudios Hostosianos y el Ateneo… por la simple avaricia, no solo del dinero, sino por la urgente excitación sexual de ser más gringos que los gringos…
Desde esa sangre y entre ella, nosotros levantaremos nuestros muertos a defender la Nación.
Y nosotros, los vivos, con canciones, versos, teatro, cine, libros, discursos, ciencia, historia, arte, MUERTOS Y VIVOS reclamaremos lo que es nuestro, lo que esta dictadura no ha podido, ni podrá comprar. Porque el que no quiere a su PATRIA NO QUIERE A SU MADRE,
Y POR DEFENDER LA MADRE, UNO MATA Y SE MUERE.
Ténganlo claro, puertorriqueños… quieren matar y están matando a nuestra madre.
Y hasta aquí llegaron.

QUE ES Y LO QUE VALE EL ATENEO PUERTORRIQUEÑO, por R.R.P.


Desde 1876, el Ateneo Puertorriqueño se funda como signo de identidad y distinción de la cultura, costumbres, y pensar de nuestro pueblo ante el modo de vida español. Sus fundadores Don Alejandro Tapia y Rivera, Don Manuel Elzaburu Vizcarrondo, Don José Julián Acosta, Don Román Baldorioty de Castro, Don Manuel Corchado y Juarbe entre más de medio centenar de ilustres hombres del pasado siglo, destacaron que para ellos, aunque españoles por ciudadanía, tenían muy claro que su Patria era Puerto Rico.
De esta forma crean una Sociedad que tenía como misión privilegiada, el ser una tribuna libre de las ideas, un espacio de difusión para las artes y el pensamiento y centro de difusión de conocimientos y educación. Aquí recibieron sus primeros galardones en los certámenes literarios y artísticos anuales, poetas como José Gautier Benítez, José de Diego, Manuel María Sama, Francisco Oller, Manuel Fernández Juncos, Lola Rodríguez de Tió, Luis Lloréns Torres, entre cientos de notables artistas y pensadores puertorriqueños. En el año 1888, Manuel Elzaburu crea en el Ateneo el Instituto de Libre Enseñanza, que se constituyó en la Primera Universidad que tuvo Puerto Rico, donde se graduaron varios centenares de estudiantes, certificados por profesores de la Universidad de la Habana, España y Puerto Rico.
Al negociarse el Tratado de París entre España y Estados Unidos en el año de 1898, en el Artículo XIII de dicho Tratado se establece claramente que el gobierno militar y civil de Estados Unidos en Puerto Rico respetará y no intervendrá con las instituciones establecidas antes de la invasión. Estas dos instituciones vigentes lo fueron el Colegio de Abogados, fundado en 1840 y el Ateneo Puertorriqueño fundado en 1876.
El Ateneo Puertorriqueño entonces, duplica sus esfuerzos en la difusión de la cultura puertorriqueña creando secciones y actividades para la discusión abierta y plural de las ideas, sin rendir su misión de defender la puertorriqueñidad y la libertad de ejercerla de las maneras que el Ateneo entendió necesarias.
Así, la referida labor cultural y social que realiza el Ateneo se extiende hoy en el trabajo diverso a través de foros, presentaciones, conferencias simposios y congresos de sus secciones de Ciencias Políticas y Sociales, de Ciencias Naturales, de Artes Plásticas, de Historia, de Teatro, Cine, Música y Literatura. Continúa sin descanso su tarea de premiar el talento joven del país a través de sus Certámenes artísticos y literarios. Tiene un fondo editorial, el Editorial LEA, de más de un centenar de títulos publicados, dos revistas especializadas, impresos facsímiles, películas en DVD y audiolibros para ciegos.
En la actualidad, el Ateneo posee la Primera Biblioteca del País, especializada en libros y manuscritos sobre Puerto Rico. Cuenta además con el Conservatorio de Arte Dramático, fundado por Tapia en 1879, donde más de 90 estudiantes, de manera gratuita, reciben educación en todos los campos relacionados a este arte. El Ateneo es dueño y custodio de una de las más importantes colecciones de Arte de Puerto Rico, en la que se conserva entre otras obras, el cuadro del Maestro Rafael Cordero, pintado por Francisco Oller. Su Archivo Nacional de Teatro y Cine guarda todo el patrimonio cinematográfico, las colecciones de los más destacados actores y dramaturgos del país, y entre sus colecciones se encuentran los documentos de Lucy Boscana, Jossie Pérez, Francisco Arriví, Alejandro Tapia y Rivera, Awilda Carbia, Myrna Vázquez, Axel Anderson, entre muchos otros. Conserva un Teatro de 200 sillas en las que se da espacio a lo novedoso y a lo clásico del teatro y la música nacional puertorriqueña.
Es el Ateneo además el impulsor de varias comisiones de estudio sobre los problemas más apremiantes de la Nación, con la creación de su Comisión sobre el Estatus; la Comisión sobre Vieques; la Comisión sobre el Idioma Español que dio paso a la creación del Centro de Estudios Bilingües del Ateneo que exitosamente dirigió el Lcdo. Eduardo Morales Coll y que realizó extensos estudios y encuestas sobre el idioma español de Puerto Rico; la Comisión para el Estudio del Origen de nuestra Bandera, la Comisión de estudio sobre el Fondo Electoral, la Comisión para el desarrollo de las Ciencias Puertorriqueñas, entre otras muchas que sirvieron de fuente de información y discusión a la propia Legislatura del país.
Desde la década del treinta del siglo XX, en reconocimiento a la ingente labor cultural y social de esta Docta Casa, se asignó un donativo por las cámaras legislativas que estimuló el desarrollo de actividades, ayudó a preservar su Biblioteca y su colección artística, sus publicaciones y solventó los certámenes artísticos y literarios. Con el tiempo, esta asignación fue creciendo con el aumento en los costos de vida y alcanza la cifra de $500,000 dólares anuales. Cada año, el Ateneo Puertorriqueño y su división de contabilidad, remite extensos informes a la Legislatura y al Contralor del buen uso de estos fondos. En varias ocasiones hemos recibido felicitaciones por lo completo, extenso y detallado de dichos informes.
Nadie debe discutir los méritos y el valor de una institución como el Ateneo desde una perspectiva partidista o meramente económica, cuando en todas partes del mundo, los Ateneos se levantan como signos de la identidad de las naciones. El Ateneo ha sido tribuna libre y espacio de expresión de todas las tendencias políticas, de todos los sectores sociales y de todas las facciones de trabajo cultural. Su Junta de Gobierno, compuesta por 17 ilustres ciudadanos de la comunidad social e intelectual, de todas las tendencias y credos políticos, ha colaborado de manera desinteresada y democrática en todas las tareas del Ateneo. Su caudal de socios, que cada año crece, abarca todos los sectores de nuestra sociedad y continuamente se reciben solicitudes y suscripciones para formar parte de sus actividades y trabajos.
Lo que representa el Ateneo Puertorriqueño para nuestra Sociedad, no alcanza a expresarse en palabras, sino en emociones profundas de respeto, solidaridad y esperanza. Respeto, porque desde las paredes de esta Docta Casa se han librado innumerables discusiones, que han derivado acuerdos, pactos y tolerancias entre los diversos puntos de vista de los que se nutre la pluralidad del ser puertorriqueño. Solidaridad, porque desde este espacio de creatividad y discusión cultural, se han crecido los más importantes artistas, filósofos, pensadores, escritores y políticos, en abierta solidaridad con todo el país y toda su gente. Esperanza, porque es la cultura la que afirma el ser y su identidad. Porque es el bagaje creativo,  ideológico y filosófico junto al acervo histórico y patrimonial el que da forma, sentido y dirección a una nación debidamente constituida, como lo es la nación puertorriqueña. La esperanza de que ésta siga manifestándose y multiplicándose es finalidad y esencia del Ateneo.